
Vólvulo o torsión gástrica en perros: una emergencia que no puede esperar
Vólvulo o torsión gástrica en perros: una emergencia que no puede esperar
La torsión gástrica, también conocida como dilatación vólvulo gástrica (DVG), es una de las emergencias veterinarias más graves y urgentes. Ocurre cuando el estómago se llena de gas o alimento y se retuerce sobre sí mismo, impidiendo el paso normal del contenido y bloqueando el flujo sanguíneo hacia órganos vitales.
Esta condición puede poner en riesgo la vida del perro en cuestión de horas, por lo que reconocer los síntomas y acudir al veterinario de inmediato puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
⚠️ Síntomas más comunes
Presta atención si tu perro presenta alguno de estos signos:
Intentos de vomitar sin éxito (arcadas secas)
Babeo o salivación excesiva
Abdomen hinchado, tenso o distendido
Dificultad para respirar o jadeo constante
Inquietud o nerviosismo que puede volverse apatía
Rechazo a comer o beber
Debilidad o dificultad para moverse
👉 Si notas uno o más de estos síntomas, acude de inmediato a tu veterinario. No esperes. Cada minuto cuenta.

🐕 Causas y factores de riesgo
Algunos perros tienen más predisposición a sufrir una torsión gástrica:
Razas grandes o gigantes con tórax profundo: Pastor Alemán, Gran Danés, Bóxer, Husky, Labrador, San Bernardo.
Edad: más frecuente en perros mayores de 2 años.
Hábitos alimentarios: comer muy rápido, tragar aire o ingerir grandes cantidades de comida o agua de una sola vez.
Ejercicio intenso antes o después de comer.
Estrés o ansiedad, que pueden alterar el movimiento normal del estómago.
🏥 Tratamiento
El tratamiento debe comenzar de inmediato en una clínica veterinaria.
Primero se estabiliza al paciente con oxígeno y líquidos intravenosos, y se procede a descomprimir el estómago con una sonda o punción controlada.
El paso siguiente es una cirugía de urgencia, donde se recoloca el estómago y, en la mayoría de los casos, se realiza una gastropexia, es decir, se fija el estómago a la pared abdominal para evitar que vuelva a torcerse.

💡 Prevención
Aunque no siempre puede evitarse, hay medidas que ayudan a reducir el riesgo:
Dividir la ración diaria de comida en varias tomas pequeñas.
Evitar ejercicios intensos antes o después de comer.
Usar comederos de digestión lenta para perros que comen con ansiedad.
En razas grandes o de alto riesgo, consultar con el veterinario la opción de una gastropexia preventiva durante una cirugía programada (como la esterilización).
La torsión gástrica es una urgencia silenciosa que puede comenzar con un simple jadeo o una panza inflamada.
Reconocer los signos a tiempo y actuar con rapidez puede salvar la vida de tu perro.
